miércoles, 12 de octubre de 2016

Día gris, blanco fácil, gato negro

Las palmas de tus manos, fotosíntesis de una caricia sin avaricia, largo tobogán de metacarpos envuelto en dactilares sin remitente. 

Eres de gatillo fácil, de pelusas entre letras y de gritos en las grietas. Eres eco insomne de almohadas que repiten en Septiembre. Canción de cuna para los que hacemos puzles en el techo de madrugada...

La calle estaba desierta y los paraguas parecían puntos suspensivos en procesión monótona, como las campanas de las 3 en San Ildefonso. Pasaban uno tras otro sin importancia. Ella se paró enfrente, sonriente, tenía la tenia del amor eclosionando su descendencia entre las paredes de la autovía de un solo sentido, donde las mariposas vuelan a ras de intestino, kamikazes hechos polvo de gusano. 
Caía el sudor de aviones sin aliento. La metralla reventaba en el escudo horizontal multiplicándose en lágrimas infinitas que descendían en parábola perdida como bombas de racimo inútil. Sólo causaron baja todos los que pasaron sin percibir la realidad. Todos menos ella. Ella seguía allí, a escasos dos besos de distancia. 

La sonrisa de tu boca. 
           
                             
                               p
                        a            e
                  r                       n
              a                               t 
          P                                       e


Sucesión de dientes valientes volando en suspensión anaeróbica hacia mis mil talones de Aquiles. Día gris, blanco fácil, gato negro.

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