Llegué tarde. Me moría en su boca. Dos labios en un cuerpo que se mecía con la madrugada. Me tumbaron. Un disparo. Suspendí. Se acabó. C'est fini.
Me robaron la piruleta, el dinero de la merienda, mis intenciones. Fallé el penalti.
No era el tipo que tenía que ser y que quise ser por esa noche.