viernes, 30 de octubre de 2009

¿Y Mañana?

Es verdad que los viajes se toman solos, desde el abandono, o desde el infierno, como la carta de Jack the Ripper, se parte. Cualquier inicio es bueno para describir un colapso, síncope o paro de toda actividad coronario cerebral. Yo escribo desde el cero más absoluto, desde el puro blanco de la nada intentando transmitir algo que desconozco, y sin embargo transmito.
"Art for art´s shake", lo hecho, hecho está sin mirar atrás. Abogo por el placer que suscita lo imperfecto, mi día a día, las caras que veo y que distorsiono a mi manera, mis cuadros sin marco, mis nortes sin sur. Vivimos en un oasis en declive que hundimos con nuestro propio peso.
Pero eso da igual.
No hay oxígeno para todos pero todos tenemos el carrito de la compra lleno.
Mañana será otro día.
Otro día igual.
Mañana no habrá agua ni lenguas ni leguas, ni millas ni pies que midan el desgarro al que estamos sometidos, mañana no habrá Dios, ni siquiera ayer lo hubo.
Mañana será otro día.
Otro día igual.

martes, 27 de octubre de 2009

1 cigarro cada 15 mins es un paquete en 5 hrs

A las 3 de la mañana hay luces en los balcones, ha muerto el lunes a manos del martes, Caín y Abel, el oso y la miel, panaderos con pesadillas a 7 grados y el servicio nocturno del fantasmal autobús con las tripas vacías grita hambriento a su paso por el cemento quebrado que compartimos en sentidos opuestos y, según el prisma, apuestos a cada manera, separados y cada uno a su vera.
Ha llegado el otoño con sus primeras lágrimas de retoño en los cristales de coches abortados en la calles, agua sin llanto, sin vida ya me ven pasar por la avenida un lunes asesinado a manos de este martes que tiene miedo de acabar como su hermano.

domingo, 25 de octubre de 2009

Las vueltas dan mucha vida

"Dos besos en la cara y tres en los morros"...
Volví y no estaba ya. Me di a la bebida a ver si la encontraba y sólo encontré que estaba perdido en mi propia morada, morado.
"Mírame, soy feliz,
tu juego me ha dejado así,
consumí, producí..."
La noche del minuto interminable, el reloj estático parecía mirarme y decirme: "¿A qué esperas? Yo de aquí no me voy a ir".
No contesté, bebí y le di la espalda. Te busqué en el ropero pero el destino embotellado dibujó trozos de cristal en el suelo ante tu ausencia.
He vuelto a nacer justo a la hora de dormir. La mirada difusa confusa abusa y acusa el destierro de musa, tan sólo me queda el papel y la mujer intrusa.
Tanto miedo a la muerte,
tan joven, tan inerte...

Las letras que me guían

Los escritores son unos mentirosos, y yo, personalmente, antes escribía sin apenas comas y ahora dibujo lunares en la celulosa con la que intento copular, además de eso, generalizo y meto todo en la bolsa que recibe el aire hipertenso del viajero de avión. Los escritores son unos mentirosos, y quieren más en el papel que en la realidad, desean (deseamos) querer tanto que el jarrón se nos rompe entre las manos.
Prometí el oro y el moro, y al final Ceuta y Melilla se independizaron y me quedé con la plata, eso sí, de ley.
Mientras apuro el cigarrillo y la copa de whisky pienso en blanco y miro atrabesando las paredes, dejando mi adn en la cal donde dejo mis uñas en el infantil intento de dormir en las nubes de un cuarto mudo alejado del manso mundo de este hemisferio en madrugada.
Los escritores no piensan que mañana será otro día, pero mañana lo será. Será un domingo claro y gris que ha ganado una hora más, una hora más en los vasos, en la cama, en el bar, en sus labios y en su cama o en sus bragas. Una hora más que no valdrá nada y que no nos hará retroceder para enmendar los fallos o recordar aquel momento. Habrá que salir e intentar repetirlo.
Los escritores no repetimos, solamente recordamos los pasos del corazón con cada persona. Mentimos irrepetiblemente gracias a los que alimentan nuestras pupilas con gestos, miradas o besos, incluso (sobretodo) con bofetadas.
No dejes que me pudra y golpéame con todas tus fuerzas.

sábado, 24 de octubre de 2009

El secreto del reloj

Cada noche solamente pasaba un minuto. Acabo de llegar a casa y lo vi pasar.
Tanta droga no es buena, nos convierte en seres violentos.
Noche, copas, risas, medias, novias, botas, escotes, precipicios color carne...
Vi aquel minuto pasar y quise apretar el gatillo y quedarme solo, tan solo que ni yo estaba.
Pelo largo, medias a y 30 y tacones desde donde las mujeres otean la carroña antes de que salga el sol y se evaporen. Sus pendientes son las dagas que pendulan mientras hacen el amor sobre ti. Más te vale cumplir o la vieja inquisición te abrirá en vertical y rojo con su perfume envenenado.
Vi aquel minuto pasar, y me hice un año más viejo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Fotografías D.E.P.

Se ha ido una vida en fotografías, arrancadas de mis entrañas ya sólo quedará ese sentimiento único y personal que se irá erosionando conmigo hacia el olvido más absoluto dónde descansa la blanca y cegadora visión de la pura soledad con alzheimer. Allí iremos todos, aunque hoy un pequeño paso para la humanidad me ha destrozado en medio del asfalto contra mi propio caparazón desnudo de fotografías.
Las de Carmelitas, las del British, las de Iscar Peyra, Miserere, Macondo, San Justo, Potemkin, Pani, las vuestras, las suyas, los ceniceros, las cajas de medicamentos, las lenguas, mis amigos, los tuyos, Lisboa, Madrid, París...
El balcón y los cigarros en pleno invierno...el frío que ahora siento al recordar lo que he perdido...

domingo, 11 de octubre de 2009

Estrella fugaz

¿De dónde procede ese sonido de tacón de madrugada? Toc toc, parece que me llaman esos gemelos motores de un chasis de titanio blanco.
Vuelvo la mirada,
nada.
Meo borracho en un parque con baldosas cuadradas, la cascada dibuja múltiples corrientes que se bifurcan en más caminos entre el cemento, corren y se cansan. La vida se reduce al esquema de la necesidad imperante, mear, querer, comer, hablar...
callar.
De vuelta a casa las calles desnudas pierden su timidez humana y se muestran naturales, nada es igual de día que de noche. Quizás nosotros también cambiemos con ellas. Quizás tan sólo seamos sus pecas, sus cagadas de perro, sus papeles, colillas, chicles, saliva expulsada al desierto por 40 días que alguien tarda en pisarla... Quizás seamos la duda del quizás, la primera o la segunda y última interrogación, la cuestión a una pregunta que tememos o no sabemos formular.
Quizás seamos nuestros deseos.
Aunque sea por un momento.

martes, 6 de octubre de 2009

El sueño de las nubes

Cuando no dolían los pulmones y las células no estaban quebradas. Cuando un cigarro sabía a tabaco y no a humo. Cuando jueves, viernes y sábado eran fiesta, cuando había piedras en los bolsillos y no en los riñones, papel de liar arrugado y pizzas insípidas de apenas un euro. Cuando no nos importaba ejercer la violencia verbal y física en pasillos, bares o calles a diestro y siniestro. Cuando rompíamos puertas a patadas porque limitaban nuestra libertad.
Porque respirar no costaba nada en medio de la pista de un bar de ruido cuando sólo pensábamos en acostarnos con todas. Cuando una cintura era un poema y una copa su tinta impresa. Porque nos importaba todo lo referente a nada, cuando todos brindábamos por nada y compartíamos el cristal, las colillas y los punteos de guitarra. Cuando lo teníamos todo sin ser nadie. Cuando vivía de alquiler en un búnker al lado de un búrguer, desde las 9 de la mañana hasta las nueve de la noche nadando entre el polvo de las flores de opio. Cuando la semilla de la inspiración nacía a mi antojo y se podría cuando ya no merecía la pena por ser el dictador de mis sentimientos.
Por el próximo fin de semana, por no tener nada que decir, por las bragas y los amigos detrás de la barra, por las heridas provocadas y por desprendernos tan naturalmente de las consecuencias de toda acción cuando nada nos dolía, ni siquiera nuestro propio dolor cuando el fuego se extinguía y encendíamos otro para darnos calor. Cuando una manta era un abrazo de dulce algodón.
Cuando faltaban tantas esquinas por descubrir en Salamanca...

viernes, 2 de octubre de 2009

Yo querer

Querer, el verbo más importante, indica la dirección de la acción, el deseo que se masca desde la esquina del bar más sucio, siempre en corro los pensamientos fluyen como la inercia negativa de la marea lunar. Querer cambiar el mundo desde un taburete o apoyado en la barra.
Querer besar por besar, beber por beber y sentir sangre sedienta con una falda verde y camiseta negra es la mujer de menta que te agarra demente y atrae tu libido hasta la arena sin sirena, rojos los labios y uñas, con venas señalan nuevas carreteras en tu cuello a las 5 de la mañana, perdidos en el fin de semana.
Querer sin poder hasta querer. Hasta que ella te mienta y tú, ciego, leas el braille nocivo que te lleve a su gran boca ebria y salivéis sobre el papel de la noche, del cigarro que te lías mientras la miras y despliegues tu lengua diciendo que no, cuando quieres más que nunca.
Besar por besar.